Sobregeneralización: una de las distorsiones cognitivas.

Este es un tipo de pensamiento que se caracteriza por la tendencia a sacar una conclusión general a partir de un acontecimiento puntual que nos haya sucedido y entorno al cuál, inconscientemente, creamos toda una filosofía de vida que resulta poco adaptativa.

Ejemplos:

–       «Estoy teniendo un mal día. Ya mi vida es un caos sin salida»

–      “He suspendido matemáticas; no vale la pena que estudie más, pues seguro que no apruebo el curso”.

–      “Desde lo de Carla, no he vuelto a confiar en una mujer guapa”.

–      “Como no estudié cuando lo tenía que hacer, ahora seguro que no soy capaz”.

–      “Antonio no me ha saludado; la gente siempre pasa de mí”.

–      “Nadie me quiere”.

Las palabras que suelen acompañar a esta distorsión son: “nadie”, “nunca”, “siempre”, jamás”, “todos” o “ninguno”, etc.

Este tipo de pensamiento que, además, solemos utilizar con mucha frecuencia provoca emociones disfuncionales como la tristeza, la frustración, el sentimiento de inferioridad, la rabia, impotencia… Esto hace que no nos sintamos bien con nosotros mismos ni con la gente que nos rodea y que actuemos en función a eso. Es decir, si yo pienso que todos los días van a ser malos porque hoy me están saliendo las cosas mal, seguramente desconfíe en volver a estar bien y disfrutar del día, por lo que me cierro cada vez más en mi idea de que la vida es un caos y así creo protegerme del dolor.

Otro ejemplo sería que si tiendo a pensar que por suspender un examen no seré capaz de sacar el curso adelante seguramente me derrumbe y cada vez pensaré que soy más incapaz de llevar a cabo las cosas que me propongo, lo que me llevará a un estado de baja autoestima, inseguridad, depresión o ansiedad ante cualquier situación que no tenga bajo control.

Ante ejemplos como estos, entraríamos en una especie de círculo vicioso en el que cada vez nos resultaría más difícil sentirnos bien y dónde lo más probable y común será que nos sintamos mal y cada vez sobregeneralicemos más ante cualquier situación.

Normalmente una persona que sobregeneraliza, no es capaz de identificar y/o reconocer el problema. Cuando sentimos que existe una misma situación que nos hace sufrir constantemente en diferentes contextos, es muy importante que analicemos en nuestro interior la posibilidad de estar sufriendo las consecuencias de este tipo de pensamiento distorsionado. Llegar a reconocerlo es el paso más importante para poder modificarlo.

¿Qué tipo de estrategias debemos seguir cuando identifiquemos en nosotros mismos este pensamiento?

  1. Busca pruebas para comprobar las excepciones a las generalizaciones. Ejemplo; en cuántas ocasiones he aprobado y en cuántas no, ¿es verdad que “TODA” la gente no te saluda? etc.
  2. Date cuenta de lo irracional que es una sobregeneralización. ¿De verdad crees que si te ocurre una vez te va a ocurrir siempre?
  3. Cambia las expresiones que implican generalizar por otras como “es posible”, “a veces” o “a menudo”.
  4. Empieza a experimentar emociones más positivas. Si los pensamientos dejan de ser tan negativos, nuestra manera de vivir y de manejar las situaciones mejorará, por lo que nos sentiremos mucho mejor.